Siete puntos básicos de la agricultura orgánica


Tecnicas de produccion limpia

Boletín No 060609 BIOGARDEN CONTROL BIOLOGICO

El tiempo de conversión de la agricultura convencional a la orgánica es de un año, establece IFOAM. Pero ¿por dónde comenzar? Hay muchas normas y prohibiciones para proteger al consumidor, pero que poco ayudan al agricultor. Sus suelos demuestran, muchas veces, estar en pésimas condiciones.

Los certificadores no pueden ayudar, ya que solamente constatan si se usan o no agroquímicos. Además no saben evaluar las condiciones de los suelos. Sin embargo, con el suelo comienza la agricultura orgánica y cualquier agricultura con ganancia decente. La base de la agricultura es el equilibrio dinámico entre suelo- aire-agua-minerales nutritivos- materia orgánica-raíces-plantas- clima. La materia orgánica, como hojas o raíces muertas, son el alimento de la vida del suelo como microbios y pequeños animales. Ellos contribuyen para la agregación del suelo y la formación de poros, los cuales permiten la penetración de aire y agua y también al desarrolloabundante de las raíces. Sin aire no hay vida aeróbica en el suelo ni un metabolismo activo de las plantas. Sin agua en el suelo se producen desiertos. Acá el agua escurre y el viento lleva el resto. Sin raíces abundantes no se tienen plantas sanas. Las plantas enfermas necesitan muchos agrotóxicos, o transforman poca energía luminosa en energía química, es decir substancias orgánicas que usamos como alimentos.

Para que el suelo se pueda mantener en buenas condiciones las plantas lo abastecen de materia orgánica en forma de hojas, raíces muertas. El suelo sano no forma terrones en la superficie cuando es arado, no tiene costras en su superficie, ni «pans» en poca profundidad. Él es suelto y grumoso. Bajo clima tropical húmedo la intensidad de la vida del suelo y el crecimiento de las plantas es muy grande. Como el clima influye sobre las plantas, la vegetación influye sobre el clima. Suelos mantenidos limpios – ya sea por la eliminación mecánica o química de las malezas – permiten un calentamiento muy fuerte del aire, el que asciende a gran velocidad. Se pueden producir hasta tempestades de polvo. En los desiertos llueve raramente porque el aire caliente empuja las nubes hacia arriba, las que pasan sin dejar agua. Lo contrario ocurre en el Amazonas, casi el 80% de las lluvias son reciclaje local. El agua transpirada por los árboles forma nubes. Y como arriba del bosque, en las horas calientes, hay un «hoyo de aire», casi un vacío, las nubes caen. Llueve siempre a la misma hora, entre las dos y cuatro de la tarde. Por lo tanto, el clima local depende del suelo y de su capa vegetal, de la misma manera que depende del sol y, tal vez, de las estrellas. Del tratamiento del suelo depende la productividad de los cultivos pero también el microclima.

¿Pero cómo tratar el suelo? ¿Cuál es la orientación básica?

Existen 7 puntos que pueden orientar al agricultor.

1. Proveer la superficie del suelo con materia orgánica como paja orastrojos. La materia orgánica es el alimento de la vida del suelo, especialmente de la vida aeróbica que forma los poros. En suelos muy pobres se tiene que abonar la materia orgánica con un fosfato cálcico como harina de huesos, escorias Thomas, hiperfosfato o algo semejante para nutrir bien los microbios. Después de la descomposición de la materia orgánica, los nutrientes minerales son liberados hacia las plantas. En regiones donde la descomposición es muy lenta se necesita hacer «compost». Donde es rápida se puede colocar paja o rastrojos en el campo. En el suelo grumoso no es necesario abastecer a las plantas con todos los nutrientes que necesiten y que con compuesto (compost) puede pasar en mucho 40 t/ha.

En estas condiciones las plantas consiguen abastecerse del suelo. Pero en suelo compactado y duro solamente los nutrientes suministrados están a disposición de la planta. La materia orgánica nunca debe ser enterrada. Los poros se necesitan en la superficie.

2. Mantener los poros siempre en la superficie del suelo. Por lo tanto la tierra no debe ser revuelta profundamente. La siembra directa y el cultivo mínimo son los más adecuados.

3. Proteger la superficie porosa del suelo contra el impacto de las lluvias. Esta protección se hace mediante «mulch» (cobertura muerta) o por una siembra menos espaciosa, más densa. También se puede utilizar una «cover crop» o cultivo de cobertura, sembrando, por ejemplo, algodón con trébol. Otros utilizan las malezas como cobertura, sólo las cortan y siembran hortalizas como lechuga o brócoli.

4. Mantener la vida del suelo lo más diversificada posible. Los monocultivos «crían» enfermedades y plagas. La rotación de los cultivos es importante. Se pueden incluir en la rotación el abono verde y cultivos asociados.

5. Proteger los cultivos del viento, haciendo cortinas «rompe viento». No necesitan ser árboles o arbustos. Dos hileras de maíz ya son un rompe – viento para frijoles y hortalizas. Sólo es importante que pueda pasar 30% de viento.

6. Cuando los cultivos muestran una deficiencia de algún micronutriente baja la resistencia

de la planta a una enfermedad, baja la producción y se cosecha un producto de bajo nivel comercial, como por ejemplo: la deficiencia del boro en el coliflor o zanahoria. El micronutriente tiene que ser administrado preferentemente en forma de polvo de piedra, o algas marinas, o agua del mar desalinizada, pero si no hay nada de eso a disposición, se pueden utilizar micro-nutrientes químicos. Es mejor tener plantas sanas y productivas que plantas enfermas e improductivas. Además, en las plantas sanas el sabor mejora.

7. Se debe utilizar la maquinaria con mucho criterio, pasando sobre el campo lo mínimo posible. La distribución del compuesto o la pulverización con azufre o polvo de piedra, también compacta el suelo, especialmente cuando está aún húmedo.